La amigdalitis crónica es un proceso inflamatorio de larga duración en las amígdalas (glándulas), cuya función principal es proteger al cuerpo de las infecciones. Pero, como regla, son ellos los primeros en interponerse en los ataques infecciosos.

Causas de la amigdalitis crónica.

La patología descrita necesita tratamiento, pero para esto es importante identificar la causa de la enfermedad.

El provocador más común es una infección mezclada con bacterias aeróbicas y anaeróbicas, que también pueden tener la forma de una biopelícula. Una característica de la enfermedad es la posibilidad de hipertrofia de las amígdalas (generalmente a una edad más temprana).

La amigdalitis crónica también puede comenzar a desarrollarse debido a la presencia de bacterias (principalmente estreptococos). Su desarrollo en las amígdalas en grandes cantidades provoca la formación de inflamación: amigdalitis. Esto sucede debido a la actividad de los estreptococos, que secretan proteínas especiales. Como resultado, los síntomas aparecen en forma de edema, fiebre y anomalías en el funcionamiento de las células.

Síntomas y presentación clínica.

Averiguar si tiene amigdalitis crónica por su cuenta es casi imposible. Para justificar (refutar) el diagnóstico, es necesaria una visita a un médico de especialización limitada (otorrinolaringólogo). Sin embargo, debe conocer los principales síntomas en los que vale la pena pensar en una visita a un especialista.

La amigdalitis crónica en adultos generalmente no presenta síntomas graves: la garganta solo duele de vez en cuando, puede haber una ligera molestia al tragar y los ganglios linfáticos pueden volverse más densos.

Además de las amígdalas recurrentes, existen los siguientes síntomas de amigdalitis crónica:

  • dolor periódico, bastante frecuente, que crea molestias en la garganta;
  • un olor a humedad o purulento que emana de la cavidad oral;
  • los problemas para tragar no solo los alimentos sólidos, sino también la saliva son comunes;
  • sensación de dolor en huesos y articulaciones;
  • fiebre sin causa;
  • impotencia;
  • sensación constante de falta de sueño;
  • excitación nerviosa;
  • inmunidad debilitada;
  • una sensación de un objeto extraño en la garganta que el paciente intenta toser sin éxito;
  • un ligero aumento de la temperatura corporal, con mayor frecuencia al comienzo de la noche;
  • la presencia de congestión purulenta;
  • "Bulto" en la garganta, que no puede ser empujado por la tos o por líquido.

Durante el examen, el médico generalmente ve arcos palatinos congestivos, ganglios linfáticos cervicales agrandados, secreción purulenta de fluidos o depósitos ofensivos duros dentro de las amígdalas.

La inflamación de las amígdalas con una naturaleza crónica conduce a la transformación de su estructura. Como resultado de la enfermedad, se vuelven grandes, hinchados y cubiertos de maleza. Además, la infección se propaga profundamente en los tejidos de las glándulas y sus vasos sanguíneos, en los riñones, el corazón o las articulaciones.

Esta situación puede ser muy peligrosa para una persona, ya que causa enfermedades graves de estos órganos, por ejemplo:

  • artritis
  • glomerulonefritis;
  • reumatismo

La amigdalitis crónica en un niño es más pronunciada. A menudo se acompaña de un fuerte aumento de la temperatura dentro de los 39 grados, así como ataques de asfixia.

Métodos de diagnóstico

Al diagnosticar una dolencia, es necesario identificar su etapa, tipo y forma. No se puede hacer de forma independiente, por lo tanto, vale la pena contactar a una clínica con especialistas tales como un otorrinolaringólogo o un especialista en enfermedades infecciosas. Son ellos quienes, con base en los síntomas y el historial médico, prescribirán las medidas de diagnóstico necesarias.

Muy a menudo, se llevan a cabo los siguientes estudios:

  1. Examen de la garganta, las amígdalas y las áreas ubicadas junto a ellas, así como los ganglios linfáticos para identificar los síntomas típicos.
  2. Conteo sanguíneo completo para evaluar la gravedad del proceso de inflamación.
  3. Bioquímica (análisis de sangre) para identificar sustancias inherentes a los procesos reumáticos.
  4. Amígdalas con amígdalas para estudios bacterianos para determinar la sensibilidad de las bacterias a los antibióticos.

Al examinar la laringe o la faringoscopia, el médico llama la atención sobre los siguientes signos característicos de esta enfermedad:

  • friabilidad de las amígdalas;
  • la presencia de cicatrices;
  • la presencia de atascos de tráfico;
  • formación de pus;
  • Un aumento en las amígdalas.

Además, las enfermedades frecuentes del paciente con amigdalitis indicarán previamente la presencia de amigdalitis crónica.

Es importante consultar a un médico de manera oportuna para comenzar las medidas terapéuticas lo antes posible, no iniciar una patología y no tener complicaciones fatales.

Tratamiento en adultos y niños.

El médico prescribe el tratamiento de la amigdalitis crónica, según la etapa y la forma de la enfermedad. Según la condición general del cuerpo, la enfermedad se trata con medicamentos o con intervención quirúrgica.

La amigdalitis crónica, cuyo tratamiento en niños prácticamente no difiere de la terapia para adultos, es especialmente peligrosa para las mujeres embarazadas. Por lo tanto, las mujeres que planean un embarazo deben curar la enfermedad de antemano.

Terapia de drogas

La terapia farmacológica consiste en tomar los siguientes medicamentos:

  1. Antibióticos Por lo general, se prescribe en caso de exacerbación del proceso patológico. Muy a menudo es penicilina o cefalosporina. Además, a temperaturas elevadas, el médico prescribe medicamentos antiinflamatorios.
  2. Analgésicos Para el dolor de garganta severo, se prescribe ibuprofeno.Con dolor débil, tomarlos es irracional.
  3. Antihistamínicos Reduce la inflamación de las glándulas, puede aliviar el estado general.
  4. Agentes inmunoestimulantes y vitaminas. Aumentan la inmunidad y ayudan al cuerpo a hacer frente a la enfermedad más rápido.

Además, el médico prescribe el tratamiento en el hogar con métodos como:

  • hacer gárgaras, incluidos medicamentos antisépticos, por ejemplo, furatsilinom;
  • lavando los huecos para combatir los embotellamientos.

Hacer gárgaras ayuda a normalizar la microflora, reduciendo la cantidad de bacterias patógenas. Los medicamentos más comunes para el procedimiento:

  1. Furatsilina
  2. Miramistin.
  3. Iodinol

Durante las remisiones, también se puede prescribir fisioterapia.

Remedios populares

Bien probado y algunos métodos de medicina alternativa:

  1. En la amigdalitis crónica, el espino amarillo o el aceite de abeto tienen una ayuda fundamental. Se aplican con un algodón sobre las amígdalas durante un mínimo de 7 y un máximo de 15 días.
  2. El aloe es conocido por todos por sus propiedades medicinales, también se puede usar con éxito para esta patología. Para hacer esto, una receta simple es adecuada: combine el jugo de aloe con miel en proporciones 1: 1, agregue la mitad del agua (si lo desea, puede agregar unas gotas de jugo de cebolla) y lubrique diariamente la mezcla resultante de amígdalas durante al menos 10 días. En la tercera y cuarta semana, se recomienda llevar a cabo el procedimiento cada dos días.
  3. Un excelente remedio popular para la amigdalitis es comer tanto jengibre y cúrcuma como sea posible, lo que no solo fortalece el sistema inmunológico, sino que también afecta a las bacterias y los virus.
  4. No se puede prescindir de los caldos, que en medicina popular ocupan una posición de liderazgo. Con una explosión de hojas de eucalipto, flores de manzanilla y cáscaras de nuez, también se pueden hacer inhalaciones y también se pueden lubricar las amígdalas. Esto contribuye a la eliminación rápida de corchos y pus.

Importante! Antes de recurrir al tratamiento con la ayuda de remedios caseros, es necesario consultar a un médico.

Cirugía

El tratamiento de las amígdalas, que consiste en enjuagues y efectos analgésicos, en el caso de inflamación crónica es de poca utilidad. Lo mismo se aplica a la terapia con antibióticos, que mejora la inflamación aguda.

El único tratamiento efectivo para la inflamación crónica es la escisión de amígdalas. El procedimiento se realiza bajo anestesia general o local.

Las amígdalas doloridas se eliminan incondicionalmente en tales condiciones:

  • abscesos peripapilares;
  • un gran aumento en las glándulas;
  • enfermedad recurrente, por ejemplo, con inflamación purulenta;
  • sospecha de cáncer

Después de la extracción de las amígdalas, el paciente debe permanecer en el hospital durante varios días. Se recomienda una dieta líquida, así como analgésicos.

Los expertos modernos también pueden ofrecer uno de los nuevos métodos de tratamiento, por ejemplo, la evaporación parcial de las amígdalas con un láser. Esto evita la progresión de la enfermedad y al mismo tiempo preserva la función de las glándulas. Los métodos modernos con láser ofrecen una eficacia muy alta, se realizan con anestesia local y son seguros, evitando hemorragias postoperatorias graves.

Posibles complicaciones

Con un curso prolongado de amigdalitis crónica, las bacterias patógenas pueden propagarse por todo el sistema circulatorio, afectando a todos los órganos, lo que puede desencadenar la aparición de afecciones patológicas.

Las complicaciones de la inflamación de las amígdalas se dividen en dos tipos:

  1. La amigdalitis flemonosa pertenece al local.
  2. Una complicación común es el reumatismo, neuritis, miocarditis, nefritis y lupus eritematoso.

En muchos casos, las complicaciones requieren un tratamiento combinado con terapia con antibióticos y, a veces, intervención quirúrgica y, en consecuencia, hospitalización.

¿Es contagiosa la amigdalitis crónica?

La amigdalitis crónica es peligrosa para otros solo en la etapa de exacerbación.

Si una persona en contacto con el paciente está infectada o no depende del nivel de su sistema inmunitario. En la vida cotidiana, a menudo nos encontramos con bacterias patógenas, si las defensas de nuestra inmunidad las bloquean de manera oportuna, no se produce infección.

La enfermedad se transmite de las siguientes maneras:

  • por el aire cuando el paciente estornuda o tose;
  • contacto si toca objetos que son utilizados por una persona con dicha enfermedad. Un ejemplo común es beber de la misma taza con un portador de la dolencia.

Prevención de la exacerbación de la enfermedad.

La prevención de la amigdalitis crónica es la mejor manera de mantener su salud.

Consiste en observar las siguientes reglas:

  • una visita al otorrinolaringólogo al menos una vez al año (preferiblemente cada seis meses) para la rehabilitación de las amígdalas;
  • La exclusión de los alimentos picantes y las bebidas refrigeradas de la dieta.

Además de un método preventivo, se considera el endurecimiento.

El cumplimiento de las medidas preventivas y el contacto oportuno con un médico para la cita de una terapia adecuada es la clave para las amígdalas sanas.