En el idioma ruso hay muchas palabras que solían ser bastante populares, pero ahora prácticamente no se usan. Muchos de ellos solo se pueden encontrar en novelas y poemas de la Edad de Oro o de Plata, y no siempre está claro qué significa esta o aquella expresión. Una de esas palabras que rara vez se escuchan en estos días es la definición de "fatalista". Aprende más sobre esto.

¿Quién es fatalista?

¿Qué significa un fatalista? Esta es una persona que está convencida de que no puede influir en su destino de ninguna manera. Desde su punto de vista, todo lo que está sucediendo está destinado desde arriba, y nada se puede cambiar.

Esas personas toman la declaración religiosa demasiado literalmente: "Por toda la voluntad de Dios", o la gente común: "Lo que debe ser, no debe evitarse". Pero esto no significa en absoluto que los fatalistas sean pasivos y de voluntad débil, toda su fuerza vital está simplemente destinada a darles a los eventos una explicación conveniente sobre la inevitabilidad de lo que está sucediendo, y buscar la confirmación de esto.

 

Las personas con tal cosmovisión se han reunido en todo momento. Muchas de esas imágenes se describen en la literatura mundial o se muestran en películas cinematográficas. Estos héroes juegan a la "ruleta rusa", trayendo al templo un revólver medio cargado "al azar". A menudo son los primeros en precipitarse en la batalla, sin temer por sus vidas y creyendo sinceramente que todo saldrá como debería, y no hay necesidad de huir del destino.

Hay muchos fatalistas entre las personas extremas que diariamente ponen en peligro sus vidas. Esto no tiene nada que ver con la adicción a la adrenalina, cuando una persona solo necesita una cierta porción de emociones. Esto no quiere decir que los fatalistas no tengan miedo a la muerte en absoluto, pero están sinceramente convencidos de que "quien esté destinado a ahorcarse no se ahogará".

El significado de la palabra en los diccionarios.

Entendiendo quién es un fatalista, será útil entender de dónde vino esta palabra. Traducido del latín, "fatalis" significa "fatal". Y en inglés está la palabra "destino", que significa "destino".

En el diccionario A.P. Evgenyeva define este término como una persona que cree en la inevitabilidad del destino y la predestinación.

Según otra fuente editada por D.N.Ushakov, un fatalista es una persona que cree en fatum y es propenso al fatalismo.

T.F. Efremova afirma lo mismo, y agrega que esa persona está convencida de la inevitabilidad del destino y cree sinceramente que todo está destinado de antemano. V. Dahl tiene una opinión similar, completándola con la afirmación de que los fatalistas niegan la libertad del individuo, lo que es perjudicial para la moral.

Estilo de vida fatalista y creencias

Para definir el estilo de vida y las creencias del fatalista, primero pasamos a la clasificación de este fenómeno. El fatalismo puede ser:

  1. Hogar Los partidarios de tal perspectiva mundial en cualquier problema culpan solo a las fuerzas superiores, que por alguna razón se han unido contra ellas. A menudo, las personas que creen sinceramente en muchos problemas en un corto período de tiempo y están en un estado de estrés a menudo creen en esto sinceramente. Sucede que esto desaparece con el tiempo, pero algunos mantienen esta opinión por el resto de sus vidas.
  2. Teológico Los defensores de tal cosmovisión confían en que cualquier evento que tenga lugar en la Tierra está predeterminado. Según ellos, en el cielo hay algo así como un "libro del destino", donde se registra la vida de cada persona y el planeta mismo, y ya es imposible cambiar nada.
  3. Lógico. Los fatalistas de este tipo incluyen filósofos que intentan encontrar una relación causal en todos los eventos. En otras palabras, estas personas están buscando, si no completamente científicas, al menos no una justificación demasiado mística para la opinión de que todo está predeterminado de antemano.


Dado lo anterior, se puede concluir que un fatalista de cualquier tipo se caracteriza por el papel de un observador pasivo de la vida, que no está tratando, como en la canción de Andrei Makarevich, de tomar medidas para que "el mundo se derrumbó debajo de nosotros". Son sumisos a su destino y simplemente siguen la corriente, y las cualidades más desagradables de tales personalidades incluyen el hecho de que no quieren ser responsables de sus propias acciones, refiriéndose a la fatídica combinación de circunstancias.

Cómo reconocer un rasgo de carácter en una persona

Reconocer a un fatalista en un nuevo conocido no es tan difícil si observa a esta persona por algún tiempo. Hay rasgos de carácter "obligatorios" que son inherentes a todas las personalidades de dicho almacén:

    1. Negación de la autoestima. Tal persona siente su impotencia ante los eventos y el destino, y nunca intentará cambiar su vida para mejor.
    2. La incredulidad en la fuerza de uno. Esta característica es una continuación de la primera, cuando el fatalista prefiere no luchar contra las circunstancias imperantes.
    3. Falta de voluntad para asumir la responsabilidad. Estas personas se consideran solo una herramienta en manos del rock, y todas sus acciones están motivadas por el hecho de que el destino se ha desarrollado de esa manera.
  1. La incredulidad en el azar. Es imposible que un fatalista demuestre que un evento es solo una coincidencia. Confían en la predestinación y ordenanza de todo lo que sucede a su alrededor.
  2. Superstición Dichas personas estudian la numerología y los horóscopos, creen en los signos. Si, en el camino al estudio o al trabajo, el fatalista, por ejemplo, se cruza en el camino de un gato negro, entonces, en todos los problemas que le sucedieron ese día, se culpará al animal encontrado.

En otras palabras, el fatalista no tiene sentido de su vida y menosprecia su propio significado. Confía en su impotencia ante las circunstancias y no trata de luchar o defender sus intereses.

El fatalismo en la historia: ejemplos

A pesar de la obediencia al destino, los fatalistas pueden alcanzar ciertas alturas de la vida. Un ejemplo sorprendente de esto es la historia de personalidades tan prominentes:

    1. Guy Julius Caesar. El antiguo comandante y político romano fue advertido del peligro que lo amenazaba. Se le informó repetidamente que se estaba gestando un complot a su alrededor.Y el día de la muerte de César, su esposa tuvo un sueño en el que varios hombres lo mataron. La mujer le contó a su esposo sobre esto y lo persuadió para que tomara medidas, pero el comandante creía firmemente en su estrella de la suerte. El mismo día, fue asesinado por intrusos, entre los cuales se encontraba su alumno Bruto.
    2. Gustav ⅠⅠⅠ. Este rey sueco, 2 semanas antes de los trágicos sucesos, recibió una carta anónima, donde se le advirtió sobre un peligro inminente, e incluso llamó la fecha del intento de asesinato. Pero el titular de la corona ignoró esta información, y el día indicado, el 29 de marzo de 1792, fue a un baile de máscaras celebrado en la Royal Opera. Allí le dispararon. Y aunque una bala disparada desde una pistola por el capitán de la guardia Jacob Ankarström golpeó a Gustav en la pierna, 13 días después murió por envenenamiento de la sangre.
  1. Theodore Van Gogh. Este popular cineasta filmó el cortometraje Sumisión, que condenó la actitud hacia las mujeres en el Islam. Como se esperaba, su trabajo despertó el descontento de ciertos sectores de la población, y el director fue amenazado. La policía convenció a Theodore de que necesitaba protección, pero era demasiado frívolo con lo que estaba sucediendo. Como resultado, el 2 de noviembre de 2004, fue atacado camino al trabajo. El marroquí Mohammed Buyeri disparó primero al director 8 veces, y luego lo apuñaló en el pecho y le cortó la garganta.

Es triste admitir que la mayoría de los fatalistas tienen la culpa del hecho de que su vida terminó tan trágicamente. Un final tan triste, en primer lugar, no se explica por la roca malvada, sino por el descuido y la frivolidad del hombre. Por lo tanto, no debes creer en un destino como este, sino tratar de hacerte responsable de tu vida. En apoyo de esto, uno puede aportar sabiduría popular: "Espera en Dios, pero no te apruebes".